Los hechos


Licenciado Enrique Peña Nieto
Gobernador del Estado de México

Licenciado Alfredo Castillo Cervantes
Procurador del Estado de México

A la opinión pública

Somos Julia Zárate Hernández y Luis Gerardo Cisneros Hernández, madre y padre huérfanos de un hijo; madre y padre asesinados. Sobre el caso de Luis Eduardo Cisneros Zárate, sociólogo por la UAM-Xochimilco, estudiante de la maestría en Planeación de la Educación de la misma escuela, estudiante de la especialidad de Etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y docente en la escuela Bachillerato Tecnológico Jacinto Canek en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, les comentamos lo siguiente:


  La noche del 26 de noviembre de 2008, Luis Eduardo se dirigía a su casa en la colonia Jardines de Chalco, municipio del mismo nombre. En la avenida Las Torres fue interceptado por una camioneta tipo panel de la Seguridad Pública del Estado de México, de la cual bajaron tres hombres vestidos de negro que lo subieron al vehículo. Lo golpearon y, después de darle varias vueltas, ya de madrugada, lo dejaron en el centro comercial Sendero de Ixtapaluca. Lo despojaron de su laptop, celular y dinero.
El 27 de noviembre de 2008, acompañado por mí, Julia Zárate, Luis Eduardo levantó el acta CHA/I/5775/2008 por robo, lesiones y abuso de autoridad. Llenos de coraje e impotencia, Luis Eduardo y yo nos percatamos de lo poco que se podría lograr ante las “autoridades encargadas de la seguridad”. El jefe de averiguaciones nos dijo que Luis Eduardo tendría que enfrentarse a por lo menos 600 policías para identificar a los policías delincuentes. Decidimos no acudir a la etapa de identificación por temor a las represalias, y porque no había garantías de seguridad, principalmente para Luis Eduardo.
El viernes 12 de diciembre de 2008, Luis Eduardo acudió a un evento deportivo en el Colegio Bachillerato Tecnológico Jacinto Canek –ubicado en la colonia México-Ciudad Nezahualcóyotl–, donde se desempeñaba como docente. Desde ese día ya no se le volvió a ver. Ese fin de semana, la familia se dio a la tarea de buscarlo con sus amigos, en la cárcel de Chalco y en el Servicio Público de Localización Telefónica (Locatel).
El lunes 15 de diciembre de 2008, Luis Gerardo Cisneros, padre de Luis Eduardo, asistió a la escuela Jacinto Canek para indagar sobre el paradero de su hijo. Ahí, Luis Gerardo conoció al maestro Guillermo Alcántara y al alumno Luis Ángel, quienes comentaron haber encaminado a Luis Eduardo a tomar su transporte en la avenida Zaragoza el día 12 de diciembre. Luis Ángel aseguró que Luis Eduardo abordó un camión de pasajeros con rumbo a Chalco. Ese mismo día se levantó el acta por la desaparición de Luis Eduardo: NEZA/I/9768/2008.
Del 15 de diciembre al 23 de enero de 2009 la búsqueda se intensificó. Familiares, amigos de generación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco y compañeros de la maestría en esta universidad y de la licenciatura en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, se dieron a la tarea de buscar a Luis Eduardo en varias instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo), cárceles, hospitales, anexos, albergues, tiraderos, baldíos, canales y otros lugares a donde el presentimiento los llevaba. Se publicaron volantes, carteles y mantas. Se distribuyó su fotografía y señas particulares, y quienes tuvieron contacto con medios de comunicación impresos hicieron lo posible porque su fotografía saliera en los periódicos. Es importante destacar que los agentes asignados al caso no hicieron nada para investigar el paradero de Luis Eduardo. La hipótesis falsa, ridícula e insultante que siempre manejaron fue que “la mamá de Luis Eduardo lo tenía oculto para vengarse del papá porque estaban separados”.
Se escribió y publicó en el periódico La Jornada una carta abierta exhortando a las autoridades que investigaran sobre el asalto a Luis Eduardo y sobre su desaparición. Extrañamente, el director de la escuela Jacinto Canek –institución donde trabajaba Luis Eduardo− se negó a firmar esta carta.
El 23 de enero de 2009, un familiar dio por azar con una pista que ayudó a encontrar el cuerpo de Luis Eduardo en el Semefo de Valle de Chalco, donde aseguraron tener el cuerpo desde hace 42 días a pesar de antes haber negado esta posibilidad en al menos tres ocasiones.
Adecir de las autoridades, el cuerpo de Luis Eduardo había sido levantado el 12 de diciembre en el kilómetro 23.5 de la autopista Puebla-México, en dirección contraria a la ruta Distrito Federal-Chalco que lo hubiese llevado a su domicilio.
El expediente señala que se le encontró sin ninguna de las nueve credenciales que solía llevar, con la cartera vacía, con una venda elástica tirada sobre la autopista a unos metros de él, con guantes de exploración y con otros objetos ajenos a sus pertenencias. Nunca aparecieron su cámara de video, sus lentes, su boina y su celular. Sin duda, la presencia de los objetos recién descritos, así como el hecho de haber encontrado el cuerpo de Luis Eduardo en dirección contraria a su hogar, apuntan hacia un caso de homicidio.
En su momento, el primer policía que llegó ante el cuerpo de Luis Eduardo informó la presencia de “un cuerpo de sexo masculino con edad de 50 años”. Por su parte, el médico legista mencionó una edad de entre 30 y 35 años, calculo más cercano a los 24 años de Luis Eduardo. Lamentablemente, en el Semefo de Valle de Chalco la interpretación del policía prevaleció sobre el dictamen del especialista, aspecto que dificultó la identificación del cuerpo.
El 23 de enero, a la par del documento de identificación del cuerpo, y debido a las extrañas irregularidades del caso (en especial la desaparición de sus nueve credenciales, hecho que sin lugar a duda tenía como propósito dificultar la tarea de identificación de Luis Eduardo), se levantó el acta por homicidio VCHA/I/5265/2008.
Después de encontrar el cuerpo de Luis Eduardo, las autoridades de Chalco se hicieron cargo del caso por unos días, pues canalizaron la investigación a los agentes de Valle de Chalco, quienes encausaron la investigación a Neza con el argumento de que la denuncia inicial de desaparición inicial había sido levantada ahí. Entonces, argumentando aspectos territoriales, las autoridades de Neza también delegaron el caso, esta vez a la delegación Iztapalapa del Distrito Federal.

A la fecha
El caso se desahoga en la Subprocuraduría de Amecameca, en donde la subprocuradora interina, licenciada Araceli Cruz Montalvo, tomó cargo del caso en un periodo de tiempo que a pesar de ser breve arrojó avances significativos, pues se retomaron las pistas de trabajo enfocadas en rastrear las llamadas al celular desaparecido de Luis Eduardo. Estas pistas habían sido proporcionadas por un equipo de investigadores de la extinta Agencia Federal de Investigaciones.
Sin embargo, la licenciada Cruz fue removida, y el licenciado Óscar Hernández Suárez asumió el cargo de nuevo subprocurador. Se le ofreció un resumen de los acontecimientos y él pidió tiempo para estudiar el caso. Después, en una segunda entrevista, el licenciado Hernández aseguró haber “medio revisado el caso” y haber llegado a la conclusión de que “a Eduardo le pasó eso porque venía borracho y que él se lo buscó”.
Aún inmersos en las prácticas burocráticas de quienes se dedican a impartir “justicia”, los padres de Luis Eduardo fuimos canalizados con el licenciado Herminio Chora Garduño −Subdirector de Averiguaciones Previas, quien seguiría en adelante el caso de Homicidio− y con el licenciado Cristian Giovanni Barrera Parra –titular de la Mesa de Responsabilidad, acta AME/MR/608/08– para llamar a los servidores públicos que robaron y golpearon a Luis Eduardo.
En el caso del licenciado Chora, este “servidor” descartó a los policías municipales y a los miembros de la preparatoria donde trabajaba Luis Eduardo como presuntos responsables del homicidio, y agregó que Eduardo “fue muerto por los peregrinos que iban a la basílica ya que era 12 de diciembre”, por lo cual no hay nada qué hacer ni nadie a quién investigar ni perseguir.
Además, nos comunicó que el caso de Eduardo pasaba a resguardo, es decir, al archivo. Ante ello, y con la intención de poder cremar el cuerpo de nuestro hijo, exigimos que se concluyera el caso, pero el licenciado Chora nos aseguró que no podía cerrarlo y tendríamos que esperar siete años para ello.
En la última cita con él, este licenciado nos repitió el argumento que siempre utiliza: que “lo único que puede hacer es mandarlo a resguardo por si salen pruebas o evidencias”. (¡No sabemos cómo espera que salga algo nuevo en el caso de Eduardo si no trabajan en él!). Finalmente, el licenciado Chora nos mandó con el licenciado Francisco Martínez García, de la Mesa Única de Trámite, quien a su vez nos entregó una copia del documento donde se envía el caso a resguardo. Para nosotros, es claro que con esta actitud esta instancia jurídica pretende “lavarse las manos”.
Con respecto al actuar de la Mesa de Responsabilidades, el licenciado Cristian Giovanni citó al policía municipal que estuvo trabajando el día que nuestro hijo fue golpeado, robado y retenido en contra de su voluntad. Después de tres citatorios desatendidos, la policía ministerial tuvo que ir en busca de Ricardo Rojas Pichardo, del barrio de San Sebastián de Chalco, Estado de México, quien en su declaración aseguró no conocer a Luis Eduardo, no haberlo robado nunca y mucho menos haberlo golpeado. Para la Mesa de Responsabilidades, esta declaración bastó para dar por concluido el asunto.
Señores encargados de gobernar en el Estado de México, ahora les preguntamos: ya que el caso está en archivo y no hacen nada por seguir investigando, ¿qué derecho tienen para prohibirnos desenterrar el cuerpo de Eduardo y cremarlo para tenerlo a nuestro lado?
Les repetimos la pregunta: ¿Qué derecho tienen?
Nos queda claro que ahora, si salimos a la calle, nos tenemos que cuidar de los policías que se supone son los encargados de resguardar el orden y dar seguridad. La verdad, les tenemos más miedo a ellos que a los delincuentes.
Finalmente, yo, Julia Zarate Hernández, madre del sociólogo, profesor y estudiante Luis Eduardo Cisneros Zárate, ya no voy más al Ministerio Público de Amecameca. Estoy muy dolida. Me lastima el trato, las miradas de burla, las humillaciones de las autoridades encargadas de defender y proteger a los ciudadanos. Por eso ya no voy. Me queda claro que si nosotros tuviéramos dinero, poder, algún familiar con fuero o algún “padrino”, el caso de Eduardo ya se hubiera resuelto o por lo menos seguiría la investigación. Me queda claro que la “justicia” es solamente para los que tienen dinero o un familiar importante, y que a los que estamos jodidos no nos queda más que chingarnos y quedarnos con nuestra rabia e impotencia, ya que algunos servidores públicos son tan ineptos, déspotas y rateros como alguna de la gente que trabaja en los ministerios públicos del Estado de México, quienes además aprovechan el disfraz, perdón, el uniforme, para abusar de la gente que deben cuidar y proteger.

Por estos motivos, exigimos que:

1. La investigación salga de resguardo.
2. Seriedad y eficacia en la investigación, así como avances y resultados en la resolución del caso.
3. Que se gire la orden para exhumar y cremar el cuerpo de Eduardo, pues queremos tenerlo con nosotros, su familia.


Atentamente
Los padres de Luis Eduardo
Chalco, Estado de México, Mayo de 2011

1 comentario:

  1. 11 de junio de 2011
    Dirigido a
    los señores padres de Luis Eduardo "Lalo-comotora, etc." Cisneros Zárate Es muy importante el esfuerzo que todos ustedes, tanto la familia como los estudiantes están haciendo, es importante no guardar la voz, y unirse para que se escuchen, para que den por abierto el caso que ha sido injustamente cerrado o si no cerrado, sí reciclado entre las autoridades. Yo como alumno, igual estoy aterrado contra ello, somos muchos los que no tenemos manera de solventar a la manera en que se hace o se logra en nuestro país, situaciones parecidas, ni nuestros padres tampoco. Sin embargo, sé que no debo estarlo, que no estoy solo y somos muchos, y me uno con aquellos que ya no están, déjenme decirles que lamento no haber ido con ustedes a Amecameca, ojalá (Oj-Alá) se haya podido resolver algo, de todas maneras, pienso que la actitud de ustedes, los padres de Lalo, ha sido muy buena, las conferencias, las distintas actividades que se llevaron a cabo en la ENAH fueron muy importantes y lo que me deja sorprendido es la actitud del padre de Lalo, que junto con su señora reconocen en Lalo no sólo a Lalo, sino y como lo dijeron en la ENAH, a María, Felipe, Carlos, etc. Gracias por su reconocimiento.
    Att: Rodrigo
    P.D. Mi pésame para ustedes familia, amigos y para tí Lalo, ojalá estés ahora en un mejor estado y hayas trascendido esta vida material llena de dolor, y ojalá sepas de algún modo que somos muchos como tú, que te apreciamos aunque no te hayamos conocido, a través de tus escritos lo hacemos y con fervor.

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